sábado, 4 de mayo de 2013

To have me crystalised

Una tarde lluviosa, un viaje en bus de la Universidad de Antioquia a la Medellín, mil imágenes pasando vertiginosas frente a tu ojos, las mismas calles, la misma ruta, pero nunca se repite. Caras distintas, rostros que cuentan historias, ojos acusadores, ensimismados o distraídos, mil realidades diferentes, un señor con sombrero campesino y sus dos hijos, mirando la fachada del almacén del frente como si le estuviera diciendo hacia dónde dirigirse, realidad callada e invisible para el ciudadano normal, realidad invisible para el ciudadano sin música y sin tiempo.


Escucho Crystalised, una canción de una banda de Londrés que toca rock indie, se llaman The xx's. Melodía tranquila, "so don't think that I'm pushing you away, when you're the one that I've kept closest" ese tipo de letra que te hace pensar no solo en ti sino en todos, cada uno de los que ves pasar sin verte. Sensación de tiempo, bajo andante, bajo que no se detiene "I forgive and forget before I'm paralised" y todos estamos paralizados viendo la vida pasarnos de largo, o más bien sin verla. Beats electrónicos de fondo que guían el oído y el alma hacia la reflexión, hacia la escucha, beats que solo se perciben después de mucho escucharla distraídamente, si se piensa resulta ser una buena analogía, una vida que solo se percibe con el pasar del tiempo, cuando ya no puedes simplemente volver a escuchar la canción. El tipo de música que te hace pensar en caminos, en movimiento, el tipo de canción que te da disfrute total de los 3 minutos y 22 segundos que dura. De músicas y pasiones, de músicas y pensamientos, de músicas y rostros, de músicas y realidades, de músicas y escuchas, de músicas y almas.

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