jueves, 6 de junio de 2013

Dentro del agua



Ese momento en que tienes al frente una hoja en blanco, el reloj no deja de moverse y te descubres insignificante y vacío, sin una sola idea, sin nada que decir. luego de varios minutos, en ocasiones muchos, después de cansarse de esperar el momento de iluminación, decides cambiar de tema, pensar en otra cosa, pones una canción, una buena, y de pronto te asalta una sensación diferente, de fluidez... como de movimiento.


Una historia? una historia mientras suena esa canción, te recuestas en la superficie que tienes más cerca, la escuchas, bloqueas en tu cabeza todo pensamiento y comienza a caminar en medio de la ciudad, de edificios a horas de la noche,  a eso de las 11 y 40 pm, esa hora a la que todos duermen para madrugar mañana, tarea inaplazable e incuestionable; el viento sopla suave aunque lo suficientemente fuerte para helarte los poros y mover los árboles que te rodean, caminas tranquilo, sin un rumbo fijo y sin que importe. Piensas en la imagen que ves, todo inmóvil pero nunca tan vivo y real, nunca tan hermoso como el instante que estás viviendo. Vas solo y el momento no puede ser más perfecto, no hay nada ni nadie que te haga falta, es como si estuvieras dentro del agua, como si la respiraras sin problema, no hay quien te moleste, no hay nada que pueda alterar tu calma, sientes ganas de pronto de acostarte en mitad de la calle, como si fueras dueño del mundo, como si el tiempo se hubiera detenido y fuera absolutamente tuyo. Un tirón abrupto que te saca del agua, del viento, de la tranquilidad, de la calle, de los árboles apenas regresa apremiante el silencio... apenas termina la canción. ...deberías poner otra, o escucharla de nuevo, no volver a la realidad.

Nadie puede negar que el mudo se ve y se vive diferente cuando te sumerges en música.

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